viernes, 24 de enero de 2014

Crecen áreas de soya, sésamo y caña; decaen arroz y algodón

“El clima variable condicionó la siembra. En la colonia menonita Valle Esperanza (Cuatro Cañadas) faltó agua en el arranque y hubo abundante humedad en la última fase de siembra. Este último fenómeno retrasó la labranza”, indicó Isaac Hiebert, cuando subía a la cosechadora para plantar soya en el último lote de su parcela agrícola.
Exteriorizó que los eventos climáticos perjudicaron a los colonos. Desveló que los que sembraron en noviembre perdieron dinero porque la soya no germinó por falta de agua y tuvieron que plantar otra vez en enero. Añadió que solo en semilla perdieron de $us 60 a 70 por hectárea, pero evitó comentar sobre la superficie sembrada.
A 40 kilómetros de la parcela de Hiebert, en Chihuahua, el paisaje productivo es propicio. En esta zona hay predios agrícolas comprados por menonitas que comenzó a brotar las vainas en las 20.000 hectáreas sembradas. Los productores alistan sus ‘moles de acero’ para cosechar en marzo.
Si bien el periodo de siembra de soya no concluyó, datos preliminares del sector dan cuenta de que la frontera agrícola en la campaña de verano 2014 superó las 900.000 hectáreas proyectadas. En 2013, el área sembrada alcanzó 890.000 hectáreas.
A decir del titular de la Asociación de Productores de Oleaginosas y Trigo (Anapo), Demetrio Pérez, el precio del grano a escala internacional -$us 380 la tonelada- motivó la expansión de la superficie sembrada. No obstante, dijo que esperan que las lluvias caídas en las últimas semanas en el norte y este de la región no debilite la producción.
Igual de propicio es el balance de siembra del sector cañero. La superficie sembrada repuntó un 10%, es decir trepó de 141.000 a 155.010 hectáreas.
En la Federación de Cañeros de Santa Cruz indicaron que las lluvias caídas en las últimas semanas favorecieron al cultivo y que este año perfilan superar los 11,6 millones de quintales producidos en 2013. Se informó de que hay una reserva de 3 millones de quintales en los ingenios.
El sésamo es otro cultivo que se expandió en la campaña de siembra de verano. Según la Cámara Boliviana de Exportadores de Sésamo (Cabexse), la frontera agrícola escaló de 12.000 a 17.000 hectáreas. Este último dato es preliminar porque no cerró el proceso de siembra.
En el caso del maíz y sorgo, que también se siembran en verano, con datos de la Cámara Agropecuaria del Oriente (CAO), hasta el 10 de enero, se sembraron 93.000 y 26.630 hectáreas de maíz y sorgo, respectivamente. La proyección es alcanzar las 100.000 hectáreas de maíz y 30.000 de sorgo. En porcentaje el avance de siembra fluctúa entre un 88 y 93%.

Arroz y algodón, en picada
Los cultivadores de arroz y algodón tienen el futuro gris.
El reporte de la Federación Nacional de Cooperativas Arroceras (Fenca) da cuenta de que el área cultivada cerró con 90.000 hectáreas de las 100.000 proyectadas este año. A escala nacional ni siquiera igualó las 145.000 hectáreas de 2013.
Atribuyen la baja a la falta de incentivos al sector, acceso a créditos, fenómenos climáticos adversos y falta de semillas.
El algodón es otro cultivo en picada. Según la Asociación de Productores de Algodón (Adepa), este año la producción de la fibra será pobre porque el área sembrada cayó un 30% con relación a 2013 cuando cerró con 3.500 hectáreas. La iliquidez de los cultivadores es la causa

“El área sembrada en verano mermó un 2%”
Julio Roda Mata
PDTE. DE LA CAO
Casi al cierre de la temporada de siembra de verano el balance global preliminar reportado por los sectores es que hay una disminución de un 2% de la superficie cultivada, esto comparado con datos de la campaña agrícola de verano 2013.
La exportación de la producción condicionada con cupos, la falta de seguridad jurídica de la propiedad privada y los efectos de los fenómenos naturales han condicionado la expansión de la frontera agrícola en verano y desalentado a los productores.
El tema de las tomas ilegales de predios agropecuarios frenó las inversiones por el temor de los perjuicios que derivan de las acciones ejecutadas por los tomatierras. Inclusive los productores que tienen saneadas y tituladas sus tierras tienen miedo de invertir por este asunto.
Se debe incentivar la producción dejando expedito el camino para las exportaciones. El compromiso del sector productivo nacional es y será siempre copar el mercado interno, pero los excedentes deben salir al exterior.
La ampliación de la Función Económica Social (FES) a cinco años, el uso de transgénicos para competir con los países vecinos y el endurecimiento de penas para tomatierras en la reglamentación de la ley son temas pendientes

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