martes, 29 de abril de 2014

Existen muchos desafíos para la producción de soya

Bolivia ha tenido una producción de 2,4 y 2,7 millones de toneladas de soya en los últimos dos años; sin embargo, aquello es irrelevante en el contexto internacional, representando solamente un 0,9% de la producción mundial, ubicándose por encima del séptimo lugar del ranquin mundial.

Desde la perspectiva del rendimiento, el registrado en Bolivia es bajo con respecto a sus vecinos o de los principales productores. Se estima que en los últimos 25 años osciló entre 1,6 y 2,3 toneladas por hectárea (t/ha), estando por debajo del promedio de los ‘top’ que supera las 2 t/ha. Desde la perspectiva del consumo y exportación, entre el 65 y 75% de la producción de Bolivia se destina a los mercados internacionales.

La principal área productora se encuentra en Santa Cruz que concentra más del 80% de la producción, fundamentalmente en las tierras bajas del este, específicamente Cuatro Cañadas y en el norte integrado.

La Cámara Agropecuaria del Oriente menciona al respecto que la productividad no ha sufrido cambios significativos toda vez que hace una década se tenía un rendimiento promedio de 2,04 t/ha y al presente se registra en 2,14 t/ha .

La particularidad de las temporadas de siembra y las zonas geográficas del terreno determinan heterogeneidades como, por ejemplo, que existan dos campañas, la de verano y la de invierno. La zona de producción del norte de Santa Cruz alcanza un 42% más de costos de producción por ha que la zona de expansión cuyos costos de producción por hectárea oscilan entre los $us 320 y 360 por hectárea.

A pesar de que el costo de producción por hectárea es competitivo existen muchos desafíos. Entre ellos, lograr un mayor rendimiento como una expansión de la superficie cultivada dados los incentivos que presenta el precio internacional ya que, por ejemplo, solo Santa Cruz tiene mayor área aprovechable que Paraguay, pero la producción nacional es solo un 40% de lo que produce Paraguay. Es prioritaria la mejora y el mantenimiento permanente de las vías de acceso para que incidan favorablemente en fletes de transporte más bajos. La seguridad jurídica contra la toma ilegal de tierras y la libertad de las exportaciones seguirán siendo una tarea pendiente que permitan fomentar el crecimiento del cultivo y lograr más ingresos para el país



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