domingo, 8 de diciembre de 2013

Acerlife transforma la maca y soya en multivitamínicos

La enfermedad de osteoporosis que sufría la madre de Mari Luz Zelaya fue para ella el punto de partida que le impulsó a buscar una alternativa en alimentos que pudieran ser de alto valor nutricional para luchar contra esta dolencia.

Por este motivo, Zelaya decidió crear, junto con su hermano, una pequeña empresa que se encargara de la elaboración de este tipo de alimentos, que puedan prevenir ciertas enfermedades.

El año 2004 su hermano le propuso transformar la soya en un producto con valor agregado. Después de varias averiguaciones de cómo podrían ofrecer este alimento como multivitamínico comenzaron a implementar su empresa.

En esa época contaban con una inversión aproximada de 1.000 dólares, que les sirvió para instalar una planta procesadora artesanal, recordó Zelaya.

Hoy en día su hermano trabaja en el departamento de Santa Cruz y ella en Cochabamba. Ambos se encargan de la elaboración de distintos productos.

Son seis alimentos que a la fecha elabora la empresa que han denominados Acerlife.

Nutremax, ABN, Esvit Fórmula Dúo, maca, soya energy y colágeno son los seis productos que elabora esta microempresa.

En Cochabamba se produce el Nutremax, el soya energy y el colágeno. El resto de los alimentos son hechos en Santa Cruz

“Éste ha sido un proyecto para nosotros muy difícil porque no todos los tiempos han sido buenos, pero al ver que en Bolivia había la materia prima que a veces se exporta al exterior sin valor agregado, decidimos transformar alimentos como la soya y la maca en productos que puedan aportar a la alimentación de nuestra gente”, apuntó Zelaya.

Antes de iniciar con este emprendimiento, Zelaya radicaba en el departamento de La Paz y no veía crecer sus ingresos.

La empresaria señaló que durante ocho años trabajó como regente de un colegio, recibía un sueldo fijo y no podía progresar como tenía planificado, por lo que aceptó el desafío de apostar por su propia empresa.

PRODUCCIÓN

Acerlife trabaja directamente a pedido y con una pequeña cantidad de productos en reserva para comercializar en el mercado local.

Para presentarse en las ferias que se organizan en el departamento, Acerlife elabora cerca de 300 productos. Pero cuando no se realizan este tipo de eventos, la empresa comercializa solamente entre 70 y 100 tipos de alimentos por mes.

“Hay épocas altas y bajas, pero lo que a nosotros más nos interesa es vender en ferias porque mercado para el producto nacional no hay”, manifestó.

Después de evaluar la situación actual, la emprendedora concibió otras estrategias para posicionar sus productos en el mercado local. Con algo de ingenio y esfuerzo, Zelaya logró ubicar estos alimentos en algunas farmacias y tiendas de Cochabamba.

Pero la estrategia para llegar a los potenciales clientes de una manera más directa fue la de contratar a personas que pudieran hacer la venta de sus productos puerta a puerta.

“Normalmente en las ferias trabajamos entre 8 a 10 personas y entre 4 a 5 promocionan puerta a puerta, casi todo el año”, indicó.

Una vez que los clientes conocen el producto lo buscan de manera directa acudiendo a la casa de Zelaya que es donde funciona la microempresa.

ELABORACIÓN

Los productos de Acerlife son totalmente artesanales y cuentan con el registro del Servicio Nacional de Sanidad Agropecuaria e Inocuidad Alimentaria (Senasag) para su comercialización.

Zelaya y su marido son los que se encargan de la producción en Cochabamba en un laboratorio que funciona en la misma casa donde viven.

Allí también se hace la comercialización y promoción de sus productos.

CAPACITACIÓN

Zelaya destaca la capacitación que reciben las microempresas por parte de la Cámara Departamental de la Pequeña Industria en temas de comercialización, formalización y otros. En su caso, Acerlife pidió una capacitación exclusiva para el área de alimentos.

Con apoyo de la Embajada de Dinamarca ésta y otras pequeñas empresas relacionadas con el rubro de alimentos lograron una capacitación para obtener el certificado de aprobación del Senasag, uno de los principales requisitos para comercializar de manera legal su producción en el mercado.

“Gracias a nuestra unión como pequeños productores hemos podido lograr grandes cosas, pero todavía hay mucho por hacer, sobre todo en el ámbito comercial que es el más difícil para las pymes en todos los rubros”, manifestó.

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