La soya es un vegetal que provee al organismo humano la cantidad de proteína que se encuentra en las carnes. Este producto puede consumirse en forma de leche, altamente nutritiva, y por medio de un subproducto llamado Okara, del cual se preparan tortillas, variedad de pan, galletas y sustitutos de cereales.
El cultivo de la soya también ha demostrado que logra más eficiencia del uso de la tierra que otros cultivos tradicionales.
Objetivo
Édgar Estrada, secretario del Comité Rotario Pro Nutrición y director del Banco de Alimentos de Guatemala, informó que actualmente están por desarrollar programas pilotos de producción de alimentos de soya en comunidades con altos índices de desnutrición y malnutrición con énfasis en niños de 0 a 5 años, en la capital y la provincia.
Estos productos se obtendrán a partir de la instalación del equipo industrial conocido como “la vaca mecánica”, programa que incluirá la capacitación en el manejo de esta máquina y la comercialización tanto de la leche de soya como de sus subproductos.
Los rotarios se proponen instalar 200 equipos de estos durante los siguientes cinco años, con el apoyo de instituciones o personas donantes.
Este proyecto lo apoya el World Initiative for Soy in Human Health y el laboratorio National Soybean Research Laboratory.
miércoles, 26 de junio de 2013
martes, 25 de junio de 2013
Prisioneros de los commodities
En un número reciente, la revista Nueva Sociedad reproduce un interesante seminario realizado en la ciudad de Montevideo, donde dialogan Luis Inácio Lula da Silva, José Mujica y el líder sindical Víctor Báez. En ese marco, el expresidente brasileño declara que no es una vergüenza exportar commodities; era malo exportar commodities cuando no valían nada, pero ahora tienen un buen precio gracias a que más chinos, latinoamericanos y africanos demandan comida, y esto ha convertido a los commodities agrícolas en algo muy importante. Agrega contundente: “mientras más coma el mundo, quienes más producirán alimentos serán América Latina y África, y tenemos un potencial extraordinario”.
El problema de los alimentos en el mundo es producto de una tormenta perfecta, que combina la degradación ecológica, el cambio climático, el crecimiento de la población y el control de los precios en manos de unas pocas empresas. La degradación de la tierra cultivada ha provocado en muchos países rendimientos decrecientes; las variaciones climáticas amenazan la productividad mundial y generan escasez de agua; por su parte, la población mundial no sólo es más numerosa, sino que cuenta con mayores ingresos a lo que se atribuye un cambio en su dieta: comen menos cereales y más carne, lácteos, frutas y verduras, lo que provoca un uso más intensivo de recursos naturales para la producción.
Y en el comercio mundial, no más de 500 empresas controlan el 70% de las decisiones y sólo tres empresas (Cargill, Bunge y ADM) controlan el 90% de la comercialización de cereales.
Según la FAO, si la tendencia actual continúa, la demanda de alimentos puede incrementarse en un 70% para 2050, como principal consecuencia del incremento de la población y el crecimiento económico. Se anuncia que la población mundial crecerá de los 7.000 millones actuales a alrededor de 9.100 millones para 2050 y se prevé que en el mismo periodo de tiempo la economía mundial será tres veces mayor.
Así, queda claro que el maíz, el arroz, la soya y el trigo tienen tanto futuro en el mercado mundial, como el gas o los minerales. En los últimos cinco años, China ha duplicado las importaciones de commodities agrícolas y, durante 2012, el precio del trigo ha subido casi un 30%, el precio del maíz un 8,5% y la soya cerca de un 19%. ¿Qué implicaciones tiene esto para Bolivia? Pues tenemos mucho por discutir. ¿Podrá ser esta la oportunidad soñada desde 1952 para la diversificación productiva? ¿Qué consecuencias tendremos frente a la ampliación de la frontera agrícola y la degradación de los suelos? ¿Esta nueva riqueza irá a las manos de campesinos e indígenas, engrosando la nueva burguesía nacional, o se concentrará en la agroindustria cruceña? Por último, y tal vez lo más importante, el incremento de precios de los productos de exportación agrícola ¿qué consecuencias tendrán en nuestra seguridad y soberanía alimentaria?
Lula da Silva parece tener claro el rol de Brasil en el nuevo orden mundial de alimentos, y la fuerza de atracción de esa tendencia puede ser irresistible. Brasil es el tercer exportador mundial agrícola, pero los costos de ese éxito pueden ser muy altos. Actualmente el 54,8% de los campos productivos brasileños se están destinando a los cultivos transgénicos, Brasil es el mayor consumidor de agrotóxicos del mundo, con una media de cinco kilos por habitante, lo que supone mil millones de kilos anuales y los precios de los alimentos en su mercado interno son los más elevados de Latinoamérica.
El problema de los alimentos en el mundo es producto de una tormenta perfecta, que combina la degradación ecológica, el cambio climático, el crecimiento de la población y el control de los precios en manos de unas pocas empresas. La degradación de la tierra cultivada ha provocado en muchos países rendimientos decrecientes; las variaciones climáticas amenazan la productividad mundial y generan escasez de agua; por su parte, la población mundial no sólo es más numerosa, sino que cuenta con mayores ingresos a lo que se atribuye un cambio en su dieta: comen menos cereales y más carne, lácteos, frutas y verduras, lo que provoca un uso más intensivo de recursos naturales para la producción.
Y en el comercio mundial, no más de 500 empresas controlan el 70% de las decisiones y sólo tres empresas (Cargill, Bunge y ADM) controlan el 90% de la comercialización de cereales.
Según la FAO, si la tendencia actual continúa, la demanda de alimentos puede incrementarse en un 70% para 2050, como principal consecuencia del incremento de la población y el crecimiento económico. Se anuncia que la población mundial crecerá de los 7.000 millones actuales a alrededor de 9.100 millones para 2050 y se prevé que en el mismo periodo de tiempo la economía mundial será tres veces mayor.
Así, queda claro que el maíz, el arroz, la soya y el trigo tienen tanto futuro en el mercado mundial, como el gas o los minerales. En los últimos cinco años, China ha duplicado las importaciones de commodities agrícolas y, durante 2012, el precio del trigo ha subido casi un 30%, el precio del maíz un 8,5% y la soya cerca de un 19%. ¿Qué implicaciones tiene esto para Bolivia? Pues tenemos mucho por discutir. ¿Podrá ser esta la oportunidad soñada desde 1952 para la diversificación productiva? ¿Qué consecuencias tendremos frente a la ampliación de la frontera agrícola y la degradación de los suelos? ¿Esta nueva riqueza irá a las manos de campesinos e indígenas, engrosando la nueva burguesía nacional, o se concentrará en la agroindustria cruceña? Por último, y tal vez lo más importante, el incremento de precios de los productos de exportación agrícola ¿qué consecuencias tendrán en nuestra seguridad y soberanía alimentaria?
Lula da Silva parece tener claro el rol de Brasil en el nuevo orden mundial de alimentos, y la fuerza de atracción de esa tendencia puede ser irresistible. Brasil es el tercer exportador mundial agrícola, pero los costos de ese éxito pueden ser muy altos. Actualmente el 54,8% de los campos productivos brasileños se están destinando a los cultivos transgénicos, Brasil es el mayor consumidor de agrotóxicos del mundo, con una media de cinco kilos por habitante, lo que supone mil millones de kilos anuales y los precios de los alimentos en su mercado interno son los más elevados de Latinoamérica.
lunes, 24 de junio de 2013
Piden libre exportación de soya y maíz
La presidente de la Comisión de Política Internacional de la Cámara de Diputados, Ericka Claure (CN), dijo hoy que, así como el Gobierno ha permitido la exportación de azúcar para Venezuela, se deben eliminar igualmente los cupos para la venta al mercado externo de soya y maíz.
“Se debe acabar la política de restricción a las exportaciones, que slo restringe la creación de empleo y la producción”, señaló.
Indicó que las posibilidades del mercado regional pueden ser abiertas o exploradas.
Reduce pronóstico mundial de cosecha de maíz y soya
La consultoría de granos Lanworth redujo sus expectativas para la producción mundial de maíz y soja debido al clima húmedo en áreas de cultivos clave en Estados Unidos, que hicieron que redujera sus expectativas de rendimientos.
Lanworth dijo que para la temporada 2013/2014 prevé una producción mundial de maíz de 957 millones de toneladas y una de soja de 284 millones de toneladas, menos que sus estimaciones previas de 961 millones y de 286 millones, respectivamente. Para el trigo, la consultoría recortó su visión sobre la producción mundial para el año agrícola 2013/2014 a 693 millones de toneladas desde 694 millones de toneladas.
Las expectativas se basan en fuertes lluvias durante períodos de cultivo y desarrollo temprano para cosechas.
viernes, 21 de junio de 2013
1,6 millones de soya salen por el Pacífico
Un informe de la Terminal Puerto de Arica (TPA), a través del lnstituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), señala que a lo largo de los ocho años de concesión que cuenta esta empresa portuaria ha logrado embarcar 1,6 millones de toneladas de soya boliviana, que se moviliza por el Pacífico.
Pormenores. Gonzalo Gaete, coordinador de Exportaciones de la TPA, comentó que el total de soya transferida en los 8 años de concesión representa más de 64 mil viajes de camiones bolivianos provenientes de Santa Cruz. "Gracias a la ubicación privilegiada, nuestra tradición y vocación de servicio convierte a la TPA en la alternativa natural para la transferencia de no solo soya, sino de todo el comercio exterior boliviano", indicó. Este es un puerto multipropósito, cuenta con la flexibilidad de atender diferentes tipos de cargas, como general, granel, contenedores y graneles minerales.
jueves, 20 de junio de 2013
TPA ha embarcado 1,6 millones de toneladas de soya boliviana en 8 años de concesión
El Puerto de Arica es la principal puerta de salida de la soya boliviana que se exporta por el Pacífico.
Es así como los números lo señalan y los clientes lo reafirman. Durante los 8 años que Terminal Puerto Arica (TPA) tiene la concesión del puerto local, ha logrado embarcar 1,6 millones de toneladas de soya boliviana que se moviliza por el Pacífico.
TPA, puerto multipropósito, cuenta con la flexibilidad de atender diferentes tipos de cargas, como general, granel, contenedores y graneles minerales, todo en un mismo lugar, eso es porque Terminal Puerto Arica está enfocado en el comercio exterior boliviano. Además las cargas que se mueven por el Puerto, aseguran a los transportistas bolivianos a tener mercadería de importación y exportación todo el año.
Gonzalo Gaete, Coordinador de Exportaciones de TPA, comentó que el total de soya transferida en los 8 años de concesión representa más de 64 mil viajes de camiones bolivianos provenientes de Santa Cruz. "Gracias a la ubicación privilegiada, nuestra tradición y vocación de servicio convierte a TPA en la alternativa natural para la transferencia de no solo soya, sino de todo el comercio exterior boliviano".
"Con una producción proyectada sobre los 3 millones de toneladas, la apertura de nuevos mercados y la inyección de capital extranjero en el mercado de granos, esperamos para este año un incremento sobre el 20% en la transferencia de soya por nuestro Puerto", agregó Gaete.
El Coordinador de Exportaciones añadió además que, "Nos sentimos totalmente comprometidos con el crecimiento sostenido que han tenido nuestros clientes bolivianos exportadores de soya, por ello, ya se encuentran en marcha diversos proyectos de inversión que buscan mejorar nuestros servicios con respecto al manejo de graneles limpios, conjugando factores tan importantes como es la modernización, la tecnología y la innovación".
miércoles, 19 de junio de 2013
La soya favorece en gran medida al cerebro
La soya está cada vez más presente en nuestra dieta. Lo que un día fue una rareza en forma de la salsa de soya que descubrimos en los restaurantes chinos, es hoy un alimento que podemos comprar en varias de sus muchas presentaciones. Haremos bien al incorporar soya a nuestra alimentación. De entrada, nuestro cerebro nos lo agradecerá. Las isoflavonas son unas sustancias naturales de origen vegetal que restauran los niveles de producción de células deterioradas en el cerebro a causa de la obesidad. Y es la soya la fuente más abundante de isoflavonas. La obesidad puede causar lesiones en el cerebro al influir en la regeneración neuronal o neurogénesis.
Producción de células. Una investigación española ha demostrado que la administración de isoflavonas restaura los niveles de neurogénesis (nacimiento de neuronas o producción de células del sistema nervioso central) en el hipocampo (área relacionada con la regulación de la memoria, la cognición y el control emocional) que la obesidad había deteriorado./
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